Francisco de Asís
¡O, Señor!
Haz de mi un instrumento de paz:
Donde existe el odio, que yo ponga el amor;
Donde exista la ofensa, que yo ponga el perdón;
Donde existe la discordia, que yo ponga la unión;
Donde existe la duda, que yo ponga la fe;
Donde existe el error, que yo ponga la verdad;
Donde existe la desesperación, que yo ponga la esperanza;
Donde hay tinieblas, que yo ponga la luz;
Donde hay tristeza, que yo ponga gozo;
¡O, Maestro!, que yo no busque tanto:
Ser consolado, como consolar;
Ser comprendido, como comprender;
Ser amado, como amar.
Porque es dando, que recibiré;
Es olvidándome de mí, que me encontraré;
Es perdonando, que seré perdonado;
Es muriendo, que resucitaré a la vida eterna.
Haz de mi un instrumento de paz:
Donde existe el odio, que yo ponga el amor;
Donde exista la ofensa, que yo ponga el perdón;
Donde existe la discordia, que yo ponga la unión;
Donde existe la duda, que yo ponga la fe;
Donde existe el error, que yo ponga la verdad;
Donde existe la desesperación, que yo ponga la esperanza;
Donde hay tinieblas, que yo ponga la luz;
Donde hay tristeza, que yo ponga gozo;
¡O, Maestro!, que yo no busque tanto:
Ser consolado, como consolar;
Ser comprendido, como comprender;
Ser amado, como amar.
Porque es dando, que recibiré;
Es olvidándome de mí, que me encontraré;
Es perdonando, que seré perdonado;
Es muriendo, que resucitaré a la vida eterna.
¡Felicidades a la familia Franciscana!