sábado, 5 de noviembre de 2011

Al amanecer, oraban así

      

Amón-Ra, Padre de todo lo que existe,
Tú que haces posible la vida de todos los seres,
ilumina mi corazón, para que también él
pueda hacer como Tú.


       Los egipcios volvían sus ojos al oriente cada día, abrían sus manos y decían así. Me parece una oración exquisita. Pedir un corazón iluminado y capaz de sustentar la Vida. Un corazón vivo, que responde al llamado de todos los seres, viviendo con todos y para todos, y a través del que puede manifestarse la verdad, la bondad y la belleza de la luz...
      



El hermano Sol


...Y una evocadora música aquí